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viernes, 8 de marzo de 2024

Eón, el primero en llegar

 (Cuento)

La persistencia del tiempo -Salvador Dalí-
    No en vano a Eón le enseñaron a ser un emprendedor y a conseguir todo aquello que se propusiera. Ha multiplicado notablemente la fortuna que heredó hasta convertirse en una de las personas más ricas del mundo. Recuerda bien aquellas palabras de su padre "Para construir el futuro hay que intervenir en el presente”.

    Eón es un visionario.

    Su vida siempre ha sido intensa y no solo por sus éxitos empresariales, también ha experimentado, como si de un Ícaro se tratase, lo que significa planear más de treinta kilómetros de distancia con un traje volador (Wingsuit) y alcanzar una velocidad  de doscientos kilómetros por hora; se ha sumergido hasta profundidades abisales donde nadie antes ha llegado y donde ha visto seres vivos desconocidos para el resto del mundo; ha sentido la ingravidez en un viaje por la estratosfera y ha visto desde allí el planeta que habita... ¿Qué más puede desear si lo tiene y lo puede todo?

    ¿Todo?

    ¿Y si pudiera viajar al pasado?

    No, el pasado no es original, es algo muy conocido y estudiado, además, si lo hiciese podría alterarlo y quizá la vida ya no le vuelva a resultar tan favorable. No, él ha llegado hasta aquí gracias a las minas de diamantes heredadas de su papá, a sus abnegados trabajadores y sobretodo porque él sabe que no hay que correr riesgos no controlados.

    ¿Y si pudiera viajar al futuro?

    Sí ¿por qué vivir atado a la disciplina del pasado si podemos hacerlo con las lecciones del futuro? será el primero en verlo, en estudiarlo y en saber lo que está por llegar y si lo consigue aumentará su prestigio y sus ventajas; quizá pueda convertirse en un verdadero líder mundial.

 

    Ha dedicado una gran parte de su fortuna y de los recursos de sus empresas al empeño futurista y ha utilizado sus relaciones con otros magnates a cambio de compartir con ellos los conocimientos que pueda adquirir.

    Tras un gran esfuerzo de varios años y millones de euros la investigación ha alcanzado el éxito y lo ha conseguido. Ha ordenado construir, bajo estrictos secretos, la máquina para viajar al futuro.

    Sabe que para pasar a la historia debe ser el primero en atravesar el presente, no puede correr el riesgo de que otra persona se le adelante a conocer los secretos del devenir del tiempo. Él mismo será quien haga la gran prueba.

    Con ayuda, Eón se ha calzado un ajustado traje y un casco, la adrenalina le bulle entre las venas, lentamente se introduce en una bola metálica brillante, la máquina está llena de luces de colores, con suavidad y firmeza abraza una palanca con su mano derecha mientras que con la otra selecciona la distancia a un futuro de... cincuenta años.

    El artilugio vibra, tras unos segundos la pantalla de control se llena de imágenes hipnóticas en espiral, un ligero sonido alcanza a ser un ruido estruendoso que poco a poco se convierte en silencio, un cronómetro se detiene, todo se detiene, una suave luz le arropa. 

    Eón mira sus piernas, sus manos, todo parece estar correcto y en su sitio, se incorpora del asiento y trata de llegar a la escotilla, para su sorpresa según se  acerca a la compuerta de salida esta se desvanece y tras el hueco que deja no hay nada. La oscuridad se va apoderando poco a poco de todo el artefacto hasta que la misma nada se traga el botón de regreso. Asustado vuelve a mirarse y alcanza a verse a si mismo con la escasa luz que le ilumina. Solo está él.

    Como estaba previsto, el futuro aún está por hacer, él ha llegado pronto, nada ni nadie se le ha adelantado, quizá por eso no hay nada de nada.

    Vuelve a recordar bien aquellas palabras de su padre: “Para construir el futuro hay que intervenir en el presente”, a estas alturas una de las personas más ricas del mundo sabe que su brillante futuro es inevitable.


    Ahora le toca esperar cincuenta años en soledad hasta que el resto del mundo le alcance o hasta que, quizá, aparezca otro intrépido aventurero que encuentre un atajo para adelantarse a su tiempo.


Eón o Aión: Dios supremo e imparcial, es dios del tiempo eterno y de la prosperidad, no teniendo ni comienzo ni final.

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2 comentarios:

  1. Debía haber ido a un futuro de un par de días, para probar...... y después intentar perfeccionar la màquina.

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