Mi Planta de naranja Lima -O Meu Pé de Laranja Lima-

 (Sugerencia para leer libros)

Mi planta de naranja Lima
Autor: José Mauro de Vasconcelos (traducción Carlos Manzano)
Editorial: Libros del Asteroide

 

    Con solo dos páginas y el lector ya está de bruces dentro de la narración. La «lírica» de la obra le seduce llevándole a una realidad que en algunos casos le será reconocida y en otros le hará cómplice sin resultarle extraña.

   Una historia que irradia amor, que navega en un mar de nostalgia, a veces tristeza y lágrimas, afecto y rabias, alguna sonrisa y llena de burbujas para el alma. Sí, le hará llorar.

    El autor utiliza un lenguaje íntimo con capacidad de transmitir y de emocionar. No hace un símil de las aventuras de Tom Sayer ni de sus hazañas, nos muestra un mundo lleno de exploración y de travesuras y con palabras forma un retrato vitalista de más de una infancia.

    Un relato sobre un niño tan libre que cuando nació no tenía nada a lo que renunciar, no podría llegar a ser «alguien» y aún así él podía elegir ser cualquiera.

    Una familia en la que hoy es el mañana de ayer y así lo será mañana, el pecho de un padre ocupado de ruinas, Godoia una hermana como tablón salvavidas, un vendedor de canciones y un montón de personajes.

    Un pajarito interior que canta y un Minguinho que habla, el Mangaratiba, una serpiente, el Amazonas, una guayaba,...

    Un Niño Jesús muy descuidado y pendiente, solo, de la alegría de los otros, quizá porque él, Zezé, no rezaba al Dios adecuado.

    Y sobre todo la figura de El Portuga.

    Zezé es una maleta en mitad de la calle, llena de sueños y esperando desde demasiado temprano a la mano del viajero.

    Tenía ganas de creer, quería creer. Necesitaba saber, tenía todo por aprender, era un pequeño obrero recolector de palabras y de exóticas hazañas.

    La pequeña libertad de Zezé consiste en probar suerte, en provocar acontecimientos, en experimentar y ver las cosas de otro modo. La esperanza de cada día la encuentra en su camino, siempre antes de llegar. Sus sueños, su energía, sus pensamientos, sus sonidos… no tienen fronteras.

    Como es de esperar, la tragedia de la vida llega antes de lo previsto, con pasos de seda. Cuando llegó ese día las palabras de Zezé se durmieron y se arropó de un silencio desgastado, el tiempo se había quebrado, se frenaron los suspiros.

    Pero no olvidemos que la historia es una historia social, una narrativa válida para el presente y para el pasado, que habla del lugar de cada uno y de su libertad. Habla de la injusticia de dónde, cómo y cuándo nacer, de su desigualdad. Habla de cómo se aplica y se justifica la moral, de los dueños del bien y de la desazón que les provoca la libertad y alegría de los otros y habla de los corsets de la razón. Habla del descuido hacia nuestros iguales y al de los que más nos necesitan.

    Habla de verdades universales, de la esperanza, de la bondad y de la generosidad, de la necesidad humana de crecer, de pensar, de ser solidarios, de reír y, sobretodo, habla de la necesidad humana de repartir y de recibir amor.

 

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