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Por la paz

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viernes, 10 de marzo de 2023

De ratones y hombres - Of Mice and Men -

 (Sugerencia para leer libro)

De ratones y hombres -Of Mice and Men-

John Steinbeck
Publicada en 1937

Esta sugerencia se inspira en la lectura de la edición: Letra Grande XL Gran Reserva, 1930-1940, Círculo de lectores.

    Esta es un novela breve e intensa, narrada en una prosa amable, consecutiva y coherente; aunque está dividida en seis capítulos la narración conserva un hilo sin discontinuidad ni fragmentaciones salvo breves instantes atrapados en la memoria.

    Teatralizable, fue llevada a escena por Theatre Union of San Francisco.

    Su fácil y rápida lectura consigue enganchar al lector, motivarle, llevarle a la emoción y provocarle la reflexión.

    Una radiografía hábilmente construida que consigue que el leyente se encariñe en pocas páginas de los personajes.

    Si el lector se acerca a la obra sin ningún previo creerá percibir durante los primeros instantes algo de comedia pero rápidamente percibirá el drama del relato.

    La narrativa es conmovedora, amena y cálida

    El texto está inspirado en algunas situaciones y personajes reales, solo algunas pequeñas distorsiones de tiempo, espacio, personajes y acontecimientos separan lo real de lo imaginario.

    Una novela intensa, con unos diálogos ejemplares y perfectamente construidos, de la que ningún lector podrá olvidar su desenlace.

    Es sensible y respetuosa, también es cruel y dura como la propia supervivencia.

    La secuencia del texto deja atrás el pueblo de Weed para comenzar justo donde terminará, al sur de Soledad, junto al rio Salinas, entre sauces y sicomoros californianos (distintos de los egipcios y europeos).

    En este inicio nos describe física y psicológicamente a dos hombres llegando a la ribera de la laguna y lo hace como si de una fotografía en movimiento se tratase, utilizando un lenguaje rico y sencillo.

    George Milton y Lennie Small son dos braceros errantes en busca del Rancho Tyler donde podrán trabajar. Son dos amigos antagónicos, George es ágil e inteligente y se preocupa de Lennie.

    Lennie imita las posiciones que adopta George, quiere ser querido, le gusta acariciar las cosas suaves pero un ratón es demasiado pequeño.

    Tendrán que enfrentarse al duro trabajo y a la hostilidad de las personas, tratando de mantener la esperanza de un porvenir mejor.

    George podría tener hasta una mujer si no fuese porque Lennie es inocencia en un frasco muy grande que hay que cuidar.

 

    Les alcanza la hora en que las sombras escalan por las laderas y aunque les están esperando en el rancho ellos pasarán la noche junto al lago.

    A veces George se enfada con Lennie pero otras le hace reír, entonces Lennie le pide que le cuente, una vez más, cómo ellos sí tienen un porvenir, cómo se tienen el uno al otro y cómo tendrán una casita y conejos de colores y peludos.

    George señala e indica a su inocente compañero que este será un buen lugar donde regresar y esconderse si surgiera algún problema y le insiste para que no lo olvide.

    Nada más llegar al rancho George y Lennie ya se quieren ir, lo antes posible, pero no sin haber ganado antes unos cuantos dólares. Por eso Lennie debe de ser paciente, solo hasta juntar los pocos dólares que les hacen falta.

    Más tarde, George vuelve a contarle a Lennie el sueño compartido de una casa propia, del campo y de los animales domésticos.

 

    George Milton y Lennie Small compartirán el Rancho Tyler con Candi el barrendero viejo, sin una mano y su perro sarnoso; con Slim el mulero que cuando habla todos callan y su perra preñada Lulú; con Crooks el peón negro del establo, quizá el más ilustrado, discapacitado por una lesión en la columna, vive aislado, no puede confiar ni puede hablar con nadie pero en Navidad le dejaron pasar al barracón de los peones.

    También George y Lennie comparten espacio con Carlson, un grosero y amargado que solo piensa en sí mismo, incapaz de reconocer el afecto; además lo compartirán con Curley, el hijo del patrón del rancho, un hombre joven, arrogante y belicoso, con experiencia como boxeador semiprofesional, es un flaco pendenciero y peleón, muy celoso y posesivo con su esposa, lo cual no le impide ser infiel y visitar prostíbulos; también compartirán rancho con la esposa de Curley, una mujer joven y bonita que se siente presa e inútil, incapaz de influir en su propio destino.

 

    El nerviosismo de Curley buscando a su esposa hace presagiar a George la tragedia.

    La visión de una mujer de labios llenos, pintados, ojos separados y maquillados, uñas pintadas y rizos largos, vestido de algodón, chinelas rojas, el cuerpo insinuado a través de la ropa -¡Dios qué bonita!- pensó Lennie en voz alta y George le sacudió agarrándole por una oreja.

     Una mujer como ella es como un revólver con el gatillo listo, los hombres como Curley siempre llevan las de ganar.

 

    Lennie quiere irse y George vuelve a contarle el sueño de comprar una granja y conejos.

    Candy escucha y se suma al sueño, incluso puede aportar algunos ahorros, ¡todo parece tan inminente!.

    Lennie no es capaz de pensar por su cuenta pero sabe hacer lo que se le ordena: "es imbécil como un burro pero no está loco", Lennie podría haberle roto todos los huesos con una mano pero nunca alzó un dedo contra George.

 

    El día de descanso llega y harán una visita al pueblo.

    Estos hombres están solos, no tienen amigos ni pertenecen a ningún lugar, trabajan, ahorran un poco de dinero y van a gastárselo en el juego, en un prostíbulo o a bebérselo, luego se irán a trabajar a otro rancho, sin ningún plan a futuro que les motive.

    Se unen a la excursión el hijo del capataz y George.

    Todos se van menos el negro, el viejo, el inocente y la chica.

    Lennie, descuidado, pasa a la habitación del negro, luego entra Candy, juntos le cuentan el sueño a Crook y este también quiere escapar de el mundo en el que se encuentra.

    -¡Qué diablos!

    El viejo barrendero se sumó al sueño de ellos y en un delirio colectivo los tres imaginaron que el sueño podría hacerse realidad.

    En la granja donde vivirán como príncipes habrá una cabaña y un gallinero, albaricoques, manzanas, cerezas y una huerta... y construirán una conejera para que Lennie puede alimentar a los conejos con alfalfa... y en la casa habrá una estufa de hierro.

    La tarde se proyecta en la pared a través de la ventana. 

 

    Todo se escribe rápido, la realidad empujará a tomar decisiones.

    También la cría de la perra Lulú era demasiada pequeña.

    Se escucha el tañido de las herraduras contra el hierro.

    Lennie está en el granero, acaricia al cachorro muerto, lo estaba acariciando pero era demasiado pequeño y ahora trata de esconderlo, George no debe saber nada al respecto. Si descubriera que Lennie había "hecho cosas tan malas" no le dejaría acariciar a los conejos.

    Ella solo quiere hablar pero Lennie no y por eso ella trata de retener a Lennie dejándole pasar los dedos por sus cabellos, a él le encanta tocar cosas suaves, sin embargo se pone nervioso.

 

    Lennie huye al escondite cerca del río que había sido elegido por George en caso de que surgieran problemas. 

 

    Candy repetía el lamento de que si hubiera llegado un circo podrían dejar de trabajar e ir a verlo y dirían ¡al diablo con el trabajo!

     Meterlo en una jaula y encerrarlo no era alternativa.

    Lennie se abrazó las rodillas y apoyó en ella su mentón, en sus pensamientos hablaba con tía Clara y le decía que podría irse solo a la montaña y encontrar una cueva y no le importaría si no tiene salsa de tomate, porque ahora George no le dejará cuidar de los conejos.

 

    Los protagonistas vuelven a situarse, como al inicio, junto a la laguna, en el atardecer, cuando la parte más alta de las montañas Gavilán se oscurece, George no está enfadado y vuelve a explicar a Lennie como vivirán y comprarán un trozo de tierra y tendrán conejos y gallinas y alfalfa para los conejos y Lennie rio de felicidad y no, no van a esperar más y lo van a hacer en ese mismo momento.

 

    Todo es tan frágil que suele terminar en derrumbe.

    A nadie le interesa la tragedia del otro porque su vida misma es una tragedia.

    A veces, el tiempo y el sonido se detienen durante un momento y perezosamente reanudan su marcha.

 ...

     Slim tomará del codo a George y Carlson se preguntará ¿Qué les pasa a esos dos?

 

    El relato es un conmovedor canto a la amistad, a la hermandad y una búsqueda de humanidad que estruja el corazón del lector.

    Quizá los hombres no viajen juntos porque todos tienen miedo de todos y alcanzan la soledad como forma de sobrevivir.

    ¿Qué más necesita un peón de rancho que un cajón de manzanas como armario y un clavo como percha?

    Pero antes del final desgarrador, de la misma manera que Lennie se mece en su desventura, la novela se mece entre víctimas y verdugos, se balancea entre la incapacidad de romper o no el destino o en la labor de un hombre que siembra sin que sean suyas las siembras y recolecta sin que sean suyas las cosechas, oscila entre la muerte y la culpa o el desempleo y la migración, se mece en el mito de Eva como personaje femenino que trae el pecado y la desigualdad de la mujer respecto al hombre.

 

    Tampoco hoy en día son buenos tiempos para el empleo, los derechos laborales o el derecho a la vivienda, el individualismo y la necesidad de amor y de amistad.

    No hace falta estar en la costa oeste, la aspereza de la estameña no está en los ropajes si no debajo de la piel, de la misma manera que Crook utiliza los arneses con las acémilas así está rodeada nuestra torpe humanidad.

 

    John Steinbeck es un cronista por antonomasia del desempleo y sufrimiento de la población estadounidense en los años treinta tras el crack del 29.​

    El trabajo de Steinbeck recogió muchos elogios de la crítica literaria y aun así la obra ha sido prohibida en varias bibliotecas o planes de estudio públicos y escolares de EE.UU. y como consecuencia de ser un objetivo de censores la novela ha conseguido aparecer en la lista de la American Library Association entre los 100 mejores libros prohibidos/desafiados: 2000–2019.

 

Sobre el prefacio de la edición: Letra Grande XL Gran Reserva, 1930-1940, Círculo de lectores:

    Aunque no sea necesario, la edición en la que se inspira esta sugerencia goza de un prefacio para situar al lector en los años sombríos de 1930-1940, tras el crack del 29 como inicio de la gran depresión.

    Familias de parados expulsados de las viviendas porque no podían pagar.

    Una crisis global con sus porqués y sus consecuencias, un pasado muy contemporáneo.

    La introducción cita y relaciona a EEUU, Reino Unido, Alemania, Australia, Albert Einstein, Sigmund Freud y asocia los totalitarismos de Hitler, Mussolini, Stalin, Franco... con sueños como el imperio romano o la raza alemana o la difícil emancipación de Iberoamérica.

    Pone de manifiesto que nada es ajeno al tiempo gris de la época, incluso el cine y la radio con Drácula y Frankenstein, Tarzán y King Kong,, H. G. Wells y Orson Welles en la guerra de los mundos.

    Por su puesto también nos ofrece la esperanza en Mahatma Gandhi contra el monopolio británico y el derecho al voto. El swing y Ella Fitzgerald. La televisión (aunque en España no llegase hasta 1952). Los avances y el "gran" invento del plástico.

    Nos apunta algunas contradicciones de un mundo donde suceden Chaplin con Charlot y Mario Moreno con Cantinflas. La muerte de Lorca, el final de los zepelines, Picasso y su Guernica, Mao Tse-Tung, Al Capone y Alcatraz o el Empire State.

    Y nos recuerda que tras la Gran depresión, la marginalidad social, los pobres y desplazados y la abundancia de mano de obra barata, llegó lo más siniestro de La noche de los cuchillos largos y La noche de los cristales rotos, Alemania, Hitler y el exterminio de los hebreos hasta reventar la década en 1939 con la II Guerra Mundial.

 

    Nos grita ¡cuidado con la ambición!, ¡cuidado con la exclusión! ¡es tan fácil y peligroso normalizarlas!

 

    Una recomendación sobre el mismo autor es leer la novela "Las uvas de la ira" -The Grapes of Wrath- o ver la película del mismo nombre dirigida por John Ford.

 

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